Hay días en los que uno no sabe si llorar o reír ante el panorama social, económico y político. Los problemas endémicos del mundo, empezando por la estupidez humana parecen recrudecerse. Y apenas hay respiro en el día a día para encontrar motivos sobre los que ser optimista.
La cerveza, y más la artesana, es uno de esas razones por las que merece amanecer cada día. Y pese a la parte hedonista y ociosa,
Preocupa y mucho, el auge del extremismo político, y de la intolerancia derivada hacia lo y los diferentes. Es como si los amantes de la stout odiasen a los que solo beben NEIPA, o los «lambicos» fuesen los archienemigos de los «lagerianos«.
¿Política y cerveza?
En las recientes elecciones presidenciales de Austria del 9 de octubre de 2022, Marco Pogo del BIER, el Partido político de la Cerveza, ha conseguido que un 8.23 %, 268.518 personas les voten. Es más, superó con creces el 5% que le otorgaban las encuestas, convirtiéndose incluso en el segundo partido más votado de Viena, con más del 10% del voto entre los jóvenes menores de 30 años. Si lo comparamos con las elecciones municipales de 2020, nuevamente en la capital austriaca, el Partido de la Cerveza había obtenido solo el 1,8%.
¿Qué es el Bierparti?
El Bierpartei se define a sí mismo como un «movimiento birrocrático» y tiene como objetivo establecer una «birrocracia» basada en la libertad de opinión y elección de cervezas para beber. Defiende sus ideas a través de videos satíricos, dirigiéndose a cualquiera que quiera cambiar el statu quo. Entre sus propuestas se encuentran la creación de una fuente de cerveza en el centro histórico de Viena, el suministro mensual de un barril de cerveza a todas las familias austriacas, la supresión de los impuestos a las bebidas en bares y discotecas, el apoyo especial a “Personas con menos talento en beber”, la imposición de pruebas de aptitud obligatorias para los políticos, o la provisión de ayudas estatales para el sector cultural. Solo se muestran reacios a una expresión cervecera, las radlers, a las que el partido se opone oficialmente.
Los orígenes del Partido de la Cerveza de Austria hay que buscarlos en 2014, cuando Marco Pogo (cuyo nombre real es Dominik Wlazny), el líder de la banda de punk rock vienesa Turbobier.
En 2019, tras el denominado Caso Ibiza, que destapó corruptelas políticas en el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), ultraderecha austriaca, el Partido de la Cerveza de Austria se postuló criticando de forma burlesca los tejemanejes del partido gobernante. La viralidad de su crítica política derivó en un aumento de votos, y aunque se quedaron lejos de conseguir representación política, el hartazgo social empezaba a tomar forma de queja expresada en las urnas.
Debería darnos risa, pero a tenor de los resultados de la extrema derecha austriaca hace unos días, con Walter Rosenkranz a la cabeza del partido FPÖ, y cuyos 622.489 votos los sitúan como segundo partido más votado con el 19.09 %, la verdad es que el paladar se nos seca.
Para olvidarlo, vamos a hundir las penas en el vaso y quedarnos con el análisis de que viendo el escaso nivel político y la corrupción endémica, un partido pro-birra, haya sacado tan buenos resultados.