Hace muchos años que viajamos con la máxima de disfrutar de los destinos con un contacto directo con sus gentes, la gastronomía, y por supuesto la cerveza artesana. Sea por el alegre Brasil, el hospitalario México, el paraíso belga, el siempre valor seguro alemán, la prolífica Argentina, la inabarcable República Checa, la intensa Inglaterra, la creativa Italia, la poco conocida oferta cervecera de Eslovenia o Croacia o el parnaso Estadounidense, nunca nos ha faltado buena cerveza artesana en los viajes.
El reconocimiento de la cerveza artesana como un recurso turístico ha llegado como un disruptor, a menudo empujado más por los elaboradores que por las administraciones y los entes turísticos. Sin embargo muchos destinos han sabido leer entre líneas y valorar el fenómeno como una vía de nuevas posibilidades que va alineado con la gastronomía o los nichos turísticos.
Todavía es difícil calcular el impacto económico que tiene la cerveza artesana en el turismo, pero el «retrogusto» deja la sensación de que el binomio se ha soldado con una aleación tan fuerte como la de la malta, el lúpulo y el agua.
Bien es cierto que duele comprobar como insignes defensores del slow food, con medallas en forma de estrellas Michelin sigan, con poco decoro, hablando de maridaje de productos gourmet y alta cocina con cervezas industriales que con lo único que maridan es con la típica cerveza social. Pero otros tantos embajadores sin ánimo de lucro siguen sumándose a la legión de gente que quiere al menos tener la opción de poder elegir.
Lo que antes eran experiencias básicas – pero formativas para una primera toma de contacto para los neófitos- visitando fábricas de cerveza como Guinness, Pilsner Urquell o Damm, se ha empapado del buen hacer de la CERVEZA con mayúsculas, la artesana.
A partir de ese desembarco la oferta, variedad y peso específico de las experiencias cerveceras ha vivido u Double Dry Hopping en los últimos años, con actividades que hemos conocido y queremos compartir con vosotros.
El bus de las rutas cerveceras
Bilbao y Ciudad de México comparten muchas cosas. Desde el Jai Alai el frontón que encontramos junto al Monumento de la Revolución recordando la época gloriosa de la pelota practicada en muchos países del mundo, hasta una iniciativa cervecera que nos maravilla, un autobús cervecero.
Son muchas las veces que habíamos defendido la creación de una ruta cervecera en la que los amantes de la cerveza artesana no tengan que pensar ni en conducir ni en poner Google Maps para llegar a las fábricas.
En Bilbao, mejor dicho en las afueras – aunque ya sabemos que las afueras de Bilbao llegan muy lejos- se creó la iniciativa del Uribe Bus Beer, que recorre las fábricas que se encuentran en la zona para dar a conocer su historia y cervezas elaboradas.
En Ciudad de México es el Turibus Cervecero el que se mueve por la gigantesca capital para que locales y viajeros lleguen hasta las puertas de fábricas como las de Cru Cru, Templo Mayor o Falling Piano.
Mapas de fábricas
No hace mucho, para encontrar listados de fábricas había que bucear en internet para encontrar recomendaciones de fábricas y taprooms en cualquier ciudad a la que viajábamos. Afortunadamente el trabajo de apasionados de la cerveza, prescriptores y periodistas especializados en cerveza artesana, ha creado un ecosistema de espuma en el que es más fácil navegar.
Y no solo mapas con fábricas marcadas con la X del tesoro, si no que ya hay Apps creadas ex profeso, amén de mapas impresos que comparten espacio con otras rutas temáticas en las oficinas de turismo y en los hoteles. Sin ir más lejos, en nuestro reciente viaje a Flandes nos encantó disponer de folletos en todos los alojamientos en los que pernoctamos, y en el anterior en el País Vasco Francés hasta besamos el suelo de la habitación cuando al abrir la nevera hallamos cerveza artesana.
Tours a pie por las ciudades
¿Y que decir de las rutas con guía que visitan fábricas, pubs o taprooms? En esto hay que decir que Bélgica, Alemania y Estados Unidos nos llevan ventaja, pero en Barcelona ya hay tours que visitan espacios como la Cooperativa de Poblenou o algunos de los pubs más cool y de moda.
Festivales de cerveza artesana
Muchos de vosotros como lectores y consumidores de cerveza artesana os reconoceréis en este grupo de viajeros que va a una ciudad o país para participar en un festival de cerveza. Y no solo hablamos de un Oktoberfest. No hay mas que escuchar los idiomas que se oyen en un Mash de Barcelona, o en un Expo Cerveza México, para entender que la gente espera a que salgan las fechas de las citas cerveceras internacionales para viajar en esa época.
Y tampoco hay que irse muy lejos de casa, los eventos cerveceros locales, ya sean ferias específicas o alrededor de productos gastronómicos acaban moviendo a un nutrido grupo de gente que no solo deja su huella económica en esos festivales de proximidad, si no que consumo en restaurantes, en transporte o en alojamiento.
Museos de la cerveza
Todavía no tenemos un museo de la cerveza artesana…pero todo llegará. Así que por lo menos podemos disfrutar de museos de fábricas históricas en Dublín, Praga, Liubliana o Barcelona.
Nuevos retos
Han sido variados los intentos de crear viajes cerveceros organizados por una agencia especializada. Algunos han tenido más éxito, otros han visto truncada su proyección por la pandemia, pero el futuro es nuestro y con total seguridad en unos años podremos hablar de esta modalidad de viaje como la arqueológica, la ornitológica, o la de castillos. Será por abadías cerveceras, fábricas, bares y gente que apostamos por la cerveza artesana.